Hoy quiero retomar nuestro súper viaje al otro lado del charco para mostraros las espectaculares vistas que se ven desde el Empire State de Nueva York. Un edificio al que tenéis que ir sí o sí, ¡es parada obligatoria para todo aquél que se anime a ir a la ciudad de los rascacielos! Sería un pecado gravísimo ir a Nueva York y no visitarlo. ¡Las vistas desde arriba son espectaculares!
Y sí, el #EmpireState fue nuestra primera parada de nuestro tercer día en la ciudad neoyorquina. Pasamos ahí media mañana y después pusimos rumbo al Puente de Queensboro también llamado puente de la calle 59 o como le bauticé yo: “el famoso puente de las películas”. Y es que, desde que pisé por primera vez las calles de Nueva York, no hacía más que preguntar por él. Lo que hace el cine y las película americanas… 🙂
Cruzamos el río en el famoso teleférico de la Isla Roosevelt y lo que al principio era emoción y ganas de ver las impresionantes vistas del puente desde la cabina, luego fueron nervios, miedo y pura ansiedad. No me preguntéis por qué. Nunca he tenido vértigo ni miedo a las alturas, pero después de llevar 3′ montada en el teleférico, no deseaba otra cosa que bajarme de ahí. Estaba súper insegura (¿será cosa del embarazo?) Aunque he de deciros que Loretito ha sido toda una campeona porque se ha portado fenomenal en todos los viajes, aeropuertos y aviones. ¡Si es que viajar le sienta bien a cualquiera!
La primera parada de la tarde fue la emblemática estación de Nueva York, Grand Central Terminal,¡preciosa y de lo más cinematográfica! Fue como trasladarse en el tiempo y a las películas de Superman, Abajo el amor o Soy Leyenda.
Después fuimos a ver un edificio que es famoso por su forma triangular, el edificio Flatiron, y luego hicimos parada en una de mis tiendas fetiche: Victoria’s Secret, donde me compré un perfume de lo más sexy y femenino.
De ahí fuimos a The High Line Elevated Park, el famoso parque creado sobre una línea de tren abandonada. ¿Quién dice que no se puede encontrar paz y tranquilidad en la ciudad de NY? Porque además de contar con Central Park (que es tres veces el Parque del Retiro de Madrid), los neoyorquinos también pueden disfrutar de zonas verdes en este parque que recorre Manhattan y que se ha construído sobre una línea ferroviaria. ¡Merece la pena verlo y perder la noción del tiempo en él!
Al caer la noche, pasamos por la Catedral de San Patricio y por la zona de Rockefeller Center. Cenamos con unos grandes amigos con los que coincidimos en NY y cenamos en Ellen’s Stardust, una cena de lo más divertida y auténtica, ¡y es que el sitio era de lo más americano! Empezando por la decoración vintage al más puro estilo Grease. Se come lo típico: hamburguesas, costillas, aros de cebolla… Los camareros son auténticas estrellas y lo mismo están tomándote nota o sirviéndote la cena a la vez que se van pasando el micrófono unos a otros y van cantando canciones típicas de la época acompañando al ambiente del restaurante.Muchos de ellos ya han abandonado el restaurante y ya son auténticas estrellas de Broadway. Es más, uno de ellos acabó actuando en el famoso musical del Rey León. Resumiendo, un restaurante muy muy divertido y recomendable.
Y ya por último, paseíto por Times Square antes de llegar a casa, ¡donde cayó un bolso! 😀
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