Como ya sabéis, toda novia el día de su boda tiene que llevar algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul. Tradiciones de boda que con el paso de los años se han ido impuesto por moda o tendencia.
Hay novias que se atreven a romper el protocolo y saltarse las normas (yo fui una de ellas, puedes ver mi boda aquí), y otras sin embargo, que no conciben su día B sin llevar algo de este color tan sencillo e inocente, ya sea en los zapatos, en el ramo o con algún detalle en el vestido de novia.
El azul es un color que simboliza ternura, pureza, serenidad, amor y fidelidad. Y en el caso de la boda de Cristina, el “algo azul” se lo cedió a su queridísima y única hermana, a Belén. Y es que, quién mejor que una hermana para hacer los honores.
Yo desde que la vi, no pude quitarle ojo de encima. Me quedé totalmente prendada del vestido y del estilo de Belén. ¡Qué finura y cuánta clase y elegancia! Dentro de mi cabeza solo podía decir: ole, ole y ole.
El vestido se lo diseñó ella misma y lo confeccionó una modista, sus zapatos eran de Uterqüe, colgante de Luxenter que fue regalo de la novia y esos pendientes tan bonitos de El Corte Inglés (se me han antojado y los quiero para mí…) ¿Y qué me decís de su peinado y de la coleta baja ondulada? En definitiva, ¡que no me puede chiflar más!
Gracias Belén por esta clase de estilo, elegancia y saber estar. Sin duda te llevas la medalla de oro.
Fotografías de click10
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